Hay quien dice que en la vida existe una única certeza: la muerte. Una cita célebre y por todos sobradamente conocida que, en su obviedad, resulta insuficiente para un determinado grupo de personas. Los soñadores, aquellos que interpretan la vida como un viaje de desarrollo y crecimiento personal hasta llegar a ese fatídico momento en el que decimos adiós a este mundo, jamás podrán conformarse con una interpretación tan pesimista del sentido de nuestra existencia. Para ellos, convertir sus sueños en realidad es lo que da sentido a ese viaje, haciendo de su pasión el mejor carburante. Los soñadores afirman que en la vida existe otra certeza indiscutible además de la muerte: la ilusión. En una especie de romanticismo contemporáneo, la persecución de sus sueños da sentido a su día a día.
Algunas acepciones del concepto “ilusión” nos remiten directamente al mundo de la magia, en alusión a esos trucos operados por los prestidigitadores que, como Houdini, maravillaron al mundo a finales del siglo XIX. El profesional del videojuego constituye una especie de mago de nuestra época, alguien que pone todo su talento y creatividad al servicio de los sueños, propios y de los demás. Sin embargo, y a diferencia de esos magos de tiempos pasados, no se vale de trucos, delirios o fantasías; sino de su capacidad para trasladar a código esas visiones y conceptos, poniéndolas a disposición del jugador. Sin duda, ilusión sería la mejor palabra para definir el ambiente que se respiró hace un par de semanas en la primera edición de Granada Gaming, pero como veremos a continuación, no la única.
Granada Gaming 2014 convirtió a la ciudad de la Alhambra en la capital nacional del videojuego durante un intenso fin de semana, reuniendo a un gran número de profesionales que han decidido hacer de la persecución de sus sueños su leitmotiv particular. Mentes inquietas, creativas y fantasiosas, con un rasgo en común: la pasión por el videojuego. Personas que, entendiendo el videojuego como disciplina artística (creo que no cabe debate alguno al respecto) y herramienta de expresión, vuelcan toda su pasión y talento en convertir sus proyectos en realidad, sin importar si estos son grandes o pequeños. A pesar de ser un recién llegado a la cultura popular, el entretenimiento electrónico está plenamente instaurado en nuestra sociedad y es un elemento más en los hábitos de consumo, permitiendo que este sector tan lucrativo sea tratado cada vez con mayor rigor en el ámbito nacional. Esta seriedad era algo muy necesario, y desde Start siempre aplaudiremos iniciativas como estas, que dejan de lado la vertiente más comercial de la industria para centrarse en lo que realmente nos apasiona del mundillo: la propia experiencia interactiva.
El encuentro, eminentemente orientado al ámbito profesional, dejó claro que la cacareada madurez de la industria nacional no es un espejismo. El videojuego patrio ya no necesita de trucos ni artimañas, su consolidación es un hecho plenamente constatable. La eclosión del ámbito digital que hemos vivido en los últimos años ha permitido el nacimiento de una nueva escena independiente, en la que los pequeños estudios comparten recursos y colaboran entre ellos para sacar adelante sus proyectos. Sinergias impensables hace apenas unos años, que han permitido revitalizar la industria española del videojuego a un nivel no experimentado desde los años 80, la gloriosa edad de oro del software español. Hasta hace relativamente poco el videojuego nacional era un ente enfermo, casi moribundo, pero la ilusión volcada por los actores de esta película lo ha devuelto a la vida. Y de qué manera.
La nueva escena independiente
El Granada Gaming, organizado por la Asociación Cultural Crossover y el diario Ideal, no fue un evento de grandes magnitudes, aunque tampoco lo pretendía. En los dos días que duró el festival, aspirante a referente de la zona sur de España, un total de 16 estudios independientes mostraron sus proyectos en el área de desarrolladores auspiciada por nuestros compañeros de ZehnGames (encomiable su labor de divulgación del videojuego en nuestro país). El ambiente que se podía respirar en esa zona era similar al de un evento familiar, casi como el de una cena de antiguos alumnos. Las conversaciones entre desarrolladores, en las que todos muestran interés por el proyecto del vecino y comparten experiencias o anécdotas, fueron la tónica habitual durante todo el evento. Estudios que, desde la más absoluta profesionalidad y cercanía, mostraron al público sus trabajos más recientes, algunos ya en el mercado y otros todavía en fase de desarrollo, haciendo patente la buena salud que atraviesa el sector dentro de nuestras fronteras.
En la citada ZehnGames Developers Zone descubrimos infinidad de proyectos interesantes que abarcan los distintos mercados específicos generados por la nueva y pujante industria nacional del videojuego. El boom del ámbito digital que mencionábamos con anterioridad ha permitido la creación no solo de nuevos mercados, más accesibles para todos esos soñadores con grandes ideas pero pocos recursos; sino también el establecimiento de sinergias y nuevas formas de comunicación entre estudios y programadores aficionados. En la actualidad, la cantidad de recursos disponibles para aquel que desee dar sus primeros pasos en el desarrollo de videojuegos es prácticamente inabarcable. Pero, afortunadamente, esa gran familia de desarrolladores independientes, en la que todos están dispuestos a colaborar y aconsejar a los principiantes, es ya una realidad. El ejemplo de Iction Games resulta enormemente ilustrativo. Un pequeño estudio, cuyos miembros se reparten por distintos puntos de la geografía peninsular, que desarrolla sus proyectos a través de plataformas de trabajo virtual. Ni siquiera el escollo impuesto por la distancia ha impedido a este grupo de personas perseguir sus sueños, que no es asunto baladí. Presentaron cuatro títulos de gran nivel, entre los cuales destaca Mambo, un run and gun de vieja escuela con una dificultad muy elevada, que al que escribe le hizo sudar la gota gorda y recordar sus frustrantes primeras partidas a Hotline Miami. Como decíamos, la pasión e ilusión son valores fundamentales para afrontar los reveses que esta vida se empeña constantemente en presentarnos.
En este espacio dedicado a los desarrolladores encontramos un buen puñado de juegos que siguen ese patrón creativo. Proyectos ejecutados desde la ilusión y la humildad, dirigidos a los nuevos micromercados que ha incorporado la industria como resultado de la difusión del juego en plataformas móviles. Entre ellos no podemos dejar de mencionar el adictivo Party Cats de Black Horn Studios, los arcades Flappy Torch y Niños Lentos, Animales Rápidos de los granadinos Studio Nemo, el dinámico y desafiante Colords de Massive Fun 3D o el plataformas Free Hostin de PlayGOTO, con un marcado regusto a retro y mecánicas propias de las consolas de 8 bits. Otra de las sensaciones fue Chicken Origami Invaders de Chicken Indie Games, un arcade repleto de humor destinado a la sección de juegos indies de Xbox 360, porque no solo de Steam y Google Play vive el pequeño juego nacional. Por último, debo mencionar a los chicos de Rodaja, que no solo me sacaron varias carcajadas con los hilarantes uno contra uno de Justas Injustas y esa gracia tan nuestra que tenemos los andaluces, sino que también lograron alzarse con el Premio GG 2014 al mejor videojuego según el público. Platform 31, arcade de acción desarrollado en tan solo 72 horas, enamoró a los asistentes al festival por su atractivo acabado, inmediatez y dinamismo. Otra muestra de que con talento e ilusión, cualquier cosa es posible.
Junto con estas propuestas destinadas a dispositivos móviles, basadas en la simplicidad y una accesible jugabilidad, fue muy grato encontrarnos con proyectos ambiciosos como los RPG mostrados por GuGamesDev (Stories of Bethem y Dunpets World) y el survival cooperativo de ambientación espacial Space Crew (Ninja Code Studios). Incluso el género de los MOBA tuvo su representación con Twisted Future, que iniciará su campaña de crowdfunding en los próximos meses o Starriser, título de estrategia masiva en tiempo real que está actualmente preparando su versión beta. Otro de los grandes placeres que nos aguardaba en la zona de desarrolladores fue el certificar el renacimiento de la aventura gráfica, un género muy querido pero demasiado específico, orientado a un nicho de consumidores muy concreto. Los que crecimos con las aventuras de Lucas y Sierra hemos asistido con enorme resignación a la indiferencia hacia el género que han mostrado las grandes compañías en los últimos años. Pero la nueva escena indie está luchando para que el género no desaparezca. El excelente y ya exitoso Randal’s Monday fue uno de los grandes reclamos del evento, provocando aglomeraciones de público allí donde se encontraran los chicos de Nexus Game Studios. Sin embargo, no sería la única propuesta, ya que también pudimos disfrutar de las primeras imágenes del prometedor Five Bad Fellas de Kakti Studio y del inconfundible A Rite from de Stars de Risin’ Goat, al que ya dedicamos unas líneas hace unos meses.
Anteriormente hemos destacado la madurez del sector en España. Ésta no se justifica por el simple hecho de que cada vez sea mayor el número de pequeños desarrolladores que se embarca en la tarea de crear videojuegos, sino en el propio punto de vista con el que se afronta la aventura del desarrollo. La aplicación del videojuego como forma de expresión y comunicación en contextos no lúdicos ha generado una nueva manera de entender y aproximarse al mundillo. Los denominados serious games, destinados a hacer del mundo un lugar mejor, también tuvieron su espacio en Granada Gaming. Omnium Labs, estudio especializado en el desarrollo de propuestas gamificadas que trascienden lo meramente lúdico, presentó proyectos encaminados a la consecución de objetivos concretos en diversos ámbitos sociales. De entre todos ellos captó poderosamente nuestra atención El Misterio de Amelia, aventura gráfica de corte clásico que posibilita la inclusión natural de varios módulos didácticos encaminados a la formación de personal en las distintas áreas operativas de la empresa moderna. Por su parte, la revolucionaria propuesta de Hybrid Play proponía la gamificación del juego en los parques infantiles, integrando de manera natural actividad física y juego digital interactivo. Los granadinos Greyman Studios nos confesaron que el desarrollo de aplicaciones gamificadas para entornos sociosanitarios representa un área especialmente interesante a medio plazo en su estrategia de negocio. Proyectos que ejemplifican el papel que el videojuego puede tener en el desarrollo de la sociedad y que constituyen la punta del iceberg de unas iniciativas que apenas están dando sus primeros pasos.
Una pequeña gran familia
El rigor y compromiso con el que organización y colaboradores plantearon este Granada Gaming quedaron también demostrados en el programa de conferencias desarrollado durante los dos días de festival. Los distintos ponentes realizaron una aproximación global a la industria abarcando todas sus vertientes. Los pormenores del diseño de videojuegos fueron tratados en profundidad por profesionales de la talla de Luis Oliván, de Fictiorama Studios, quien nos relató el proceso creativo de Dead Synchronicity; Mario García Lázaro de Mercury Steam, programador y diseñador en las dos entregas de Castlevania: Lords of Shadow; y Toni Pascual de Nexus, responsables del aclamado Randal’s Monday. El ya clásico debate sobre la dimensión artística del videojuego en la sociedad contemporánea fue otro de los temas recurrentes, tratado en las conferencias de Arturo Monedero, director creativo de Los ríos de Alice; e Isabel Cano, que realizó un ilustrativo repaso por los artistas e instituciones que han otorgado al videojuego el estatus que merece como disciplina artística. Nuestros compañeros de Akihabara Blues y ZehnGames hablaron de sus experiencias personales en su tarea de divulgación del videojuego a través de los medios de comunicación digitales. A nivel editorial, Raúl García y Daniel del Olmo presentaron Letras Pixeladas Vol.2, un conjunto de doce textos, escritos por siete autores, cuyo principal propósito (parafraseando sus propias palabras) es suscitar emociones. Incluso hubo espacio para orientar a esos pequeños desarrolladores hacia la construcción de un verdadero negocio, gracias a la conferencia sobre marketing y videojuegos ofrecida por Jon Llaguno. Un programa muy completo que permitía al asistente conocer las distintas dimensiones que implica la creación de un videojuego. Lástima que la cantidad de actividades de interés nos impidieran asistir a todas las ponencias, porque nos consta que ninguna de ellas decepcionó.
Hemos destacado previamente la marcada orientación profesional de este primer Granada Gaming. Una de las iniciativas de mayor éxito fue el área networking, destinada a poner en contacto a estudios de desarrollo, empresas y profesionales para compartir inquietudes y establecer colaboraciones futuras. En este mismo sentido, en la semana previa al evento se desarrolló una Game Jam, en la que los equipos disponían de 72 horas para desarrollar un juego teniendo como única premisa la temática “viajes en el tiempo”. Los chicos de Fractal Games se alzaron con el primer puesto gracias a Lapsus (Loops and Portals Synchronized Under Science), un plataformas al estilo Braid con un futuro prometedor, donde el rebobinado del tiempo juega un papel crucial. Esa orientación al ámbito profesional también se constató en el espacio dedicado a la formación específica en el desarrollo de videojuegos, con la presencia de stands como el de la Asociación de Estudiantes de Videojuegos o el Máster en Creación de la Universidad de Málaga. Un síntoma de que el videojuego como disciplina académica está cada vez más consolidado en nuestro sistema educativo.
A pesar de todo, los organizadores de Granada Gaming nunca perdieron de vista la dimensión lúdica del videojuego. Las actividades enfocadas al ámbito profesional se complementaron con diversas iniciativas que permitían a los asistentes disfrutar del juego de la manera más simple y directa: jugando. La final de League of Legends, que consiguió llenar el auditorio del Palacio de Congresos de Granada, fue uno de los actos más sonados, pero los torneos, talleres y concursos se sucedieron sin descanso a lo largo de todo el fin de semana. Las zonas freeplay concentraron un gran número de visitantes, ávidos por probar las últimas novedades de las grandes compañías para este mercado navideño y por descubrir los adelantos tecnológicos que nos deparará la industria. A juzgar por las colas de más de una hora, Oculus Rift fue el auténtico rey. Un nuevo campo de pruebas para lograr innovación en la experiencia de usuario y las posibles aplicaciones del videojuego. El futuro ante nuestros ojos.
Sin embargo, esa ya es otra historia. Porque la de Granada Gaming es la de un grupo de personas que, unidas por una misma pasión, luchan para que esta nueva escena independiente consiga otorgar al videojuego en España el estatus que por derecho propio merece. El gran mérito de este festival fue crear un punto de encuentro en el que desarrolladores, medios de comunicación y jugadores pudiesen relacionarse de manera transparente y natural. Un espacio común en el que los agentes de esta escena conectasen íntimamente, creando una pequeña gran familia, unida por su amor a este arte.
A tenor de lo presenciado en Granada, las bases para el resurgimiento del videojuego nacional están más que asentadas, por lo que a partir de ahora solo nos queda esperar a que los de arriba hagan una apuesta firme por esta industria. Viendo los proyectos que allí concurrieron, talento nos sobra. Órganos de gobierno e instituciones, evitemos que se nos vaya fuera.
A cambio tan solo les pedimos una cosa: déjennos seguir soñando.