La mitología engloba infinidad de historias que han llegado hasta nuestros días y enriquecen nuestra cultura. Uno de los relatos más conocidos es el del viaje de Orfeo al inframundo para intentar resucitar a su amada Eurídice, fallecida tras el ponzoñoso mordisco de una serpiente. Cuentan que, al morir su amada, Orfeo tocó melodías tan tristes que hizo llorar a ninfas y dioses, que le aconsejaron descender al infierno para recuperarla. La odisea ni fue sencilla, ni con el final deseado, ya que Orfeo no cumplió con las condiciones de Hades y Perséfone para que Eurídice volviese a la vida: caminando delante de ella en su vuelta al mundo de los vivos, Orfeo se giró para mirarla antes de que la luz del sol la hubiese cubierto completamente, impidiendo así que resucitase.
Este mito se repite en Gyossait (Benjamin Braden “Amon26”, 2011), plataformas bidimensional que también trata de la búsqueda de un amor perdido en un universo tétrico y surrealista. Encarnamos a una deidad llamada Oyeatia, que pierde su inmortalidad por alcanzar a su amada Gyossait, diosa de la Tierra. Hay dos formas de mantenernos con vida: por un lado, un escudo que devuelve los proyectiles que nos lanzan los enemigos y, por otro, las escasas armas que conseguimos durante nuestro periplo. La jugabilidad se centra en la exploración, un metroidvania pixelado que recuerda estéticamente a Superbrothers Sword & Sworcery (Capybara Games, 2011), aunque con un arte más sucio e intenciones mucho más perturbadoras. El juego nos obliga a medir cada paso, bien en los saltos, bien por lo desvalidos que nos sentimos en cada enfrentamiento. Un fallo y el abismo.
El mundo de Gyossait destaca por una ambientación infernal digna de La Divina Comedia de Dante Alighieri, con mensajes escritos (y sonoros) que construyen la narrativa, y con símbolos sutiles en los escenarios que nos explican los controles. Artísticamente, el título es inquietante y con ciertos elementos gore. Los tonos apagados y el rojo predominante genera un crepúsculo desasosegante y eterno. Esta atmósfera se complementa con una banda sonora y unos efectos de sonido digitales que nos teletransportan a las pesadillas virtuales de otra época.
Gyossait fue lanzado en el portal Newgrounds hace cuatro años y, tras su éxito, en 2013, su autor, Benjamin Braden, realizó una edición deluxe que incluía la banda sonora en MP3, una galería de arte, un prototipo del mismo juego llamado Uzaza y otros tres títulos originales de Amon26. De hecho, y debido a la buena acogida, se ha confirmado una nueva versión para Playstation VIta este mismo año. Sin embargo, el título original sigue vagando por las redes en busca de Eurídice, sorteando los delirios pixel art de un infierno sobrecogedor que nunca habríamos querido ni tan siquiera intuir.
JUÉGALO EN: Newgrounds
OBSERVACIONES:
– Apaga la luz y ponte auriculares: nos lo agradecerás (y odiarás) a partes iguales
– El juego está en inglés, pero apenas hay texto escrito y el vocabulario es muy sencillo.