La coherencia entre los diversos elementos de una obra no solo es un objetivo final deseable, sino un punto de partida, una reflexión previa que construye una estructura meditada, razonable y, por tanto, atractiva. Un sistema virtuoso circular es siempre una buena idea si de lo que se trata es de crear un proyecto consistente, basado en una red en el que cada pieza interactúe de forma armoniosa con la pieza anterior y posterior. En los videojuegos, sabemos que estamos ante un círculo virtuoso cuando la temática, el arte y las mecánicas parecen formar parte de un todo, como una fusión indistinguible de metales preciosos en la que ya no se puede separar el oro de la plata. ATUM (Sassybot Studio, 2013), pequeño título independiente de un grupo de estudiantes de la Breda University of Applied Sciences, es uno de esos juegos que anclan cada ingrediente con el siguiente, casi sin que nos demos cuenta, y enriqueciendo el plato que nos sirven en la mesa.
ATUM parte de la filosofía y de la ciencia, de una cuestión tan antigua como el ¿quiénes somos? y de la necesidad de hallar respuestas ante el pesimismo de la existencia, del sentido de la vida. Partiendo de Nietzsche y su recurrente temática sobre el eterno retorno, ATUM conforma un diseño artístico y una narrativa silente que apuntan hacia novelas como La insoportable levedad del ser (Milan Kundera, 1984), el ciberpunk de la filosófica Blade Runner (Ridley Scott, 1984) o las matemáticas de Henry Poncaré. Tenemos una amalgama en el diseño: por un lado, el título es un FPS minimalista e introspectivo, pero, por otro, un plataformas con puzles en una urbe distópica que mezcla la estética noir con la ambientación cibernética de Akira (Katsuhiro Otomo, 1988).
Lo que nos cuenta nada más comenzar la partida, con las referencias de una pizarra pintarrajeada y varias pilas de libros amontonados en la mesa, es después una parte crucial de la temática central y de su propuesta jugable. ATUM requiere atender a dos héroes que mezclan sus destinos y sus controles: el ratón para controlar la cámara subjetiva, el cursos para avanzar y saltar entre plataformas. Poco más deben saber para no estropearles la sorpresa.
Todo está interconectado, como les dije al principio. ATUM es un espejo infinito entre el jugador real que controla toda la acción, el jugador avatar que observa la tridimensionalidad del mundo ficticio y el héroe que se mueve por la pantalla 2D. ¿Quiénes somos? ¿Quién es el narrador que se cuestiona en primera persona cómo superar los obstáculos? Esas son las preguntas que subyacen al principio y final de un juego que ni siquiera necesita tutoriales para explicarnos los controles, ni más de tres frases para dejarnos con las mismas incertidumbres de siempre.
JUÉGALO EN: Atumgame
OBSERVACIONES:
– Se recomienda utilizar Firefox como navegador.
– Los controles pueden complicarnos la vida: la mejor combinación es mano derecha en el cursor e izquierda en el ratón.