En los videojuegos aprendemos de la misma forma que lo hacemos en nuestro día a día. Escoja un juego al azar y casi seguro que repetirá el mismo esquema, ese que empieza por un obstáculo, sigue con el conocimiento de los controles (que te insinúan cómo salvarlo) y que, más adelante, te sirve de enseñanza para superar las trabas que te encuentras por el camino. Cada nivel, un paso más, siempre dirigiéndonos hacia una evolución constante. Algunos, dicen, que es la forma idónea para aprender, razón por la que muchos intentan introducir los videojuegos en las aulas o en la oficina. Pues bien, de eso habla But that was [yesterday] (Michael Molinari, 2010), solo que en este juego flash independiente el mensaje es una lección de vida.
But that was [yesterday] no necesita mucho para contarte casi todo. Con un control supeditado a un par de botones, varias viñetas mudas y un código basado en la uso del color, el título de Molinari es capaz de comunicar las emociones de forma precisa. Los personajes te hablan, pero en vez de palabras utilizan los símbolos con los que controlas al protagonista. La posición de una flecha se basta para saber como andar, mirar atrás o levantarte. La historia se relata en tres capítulos cortos, todos relacionados con la pérdida y la manera en que la superamos. Los colores son una forma de diferenciar los tipos de amistad o, estos, del amor. También distinguen los recuerdos alegres de los nostálgicos, cambiando el tono de los escenarios cuando el protagonista echa la vista atrás o se relatan los acontecimientos y desenlaces.
Molinari transmite la pérdida, pero también nos muestra la enseñanza que extraemos de los nivel y sus personajes. De cada capítulo recogemos una mecánica particular con la que superamos las dificultades presentes y futuras. Como en la vida, todo está interconectado y lo que aprendimos ayer, puede que nos sirva mañana. Quizá lo mejor de But that was [yesterday] es la sutileza con la que nos vincula al pasado, como un reflejo que nos acompaña aunque pensemos que estamos solos.
Tiene tres finales distintos que no dependen de las elecciones, sino de la hora del día a la que juegues, una forma elegante de hablar del azar y la certeza de que nadie es dueño de su destino. Molinari, por si les interesa, con But that was [yesterday] mejora la fórmula partiendo del mismo universo que ya había iniciado con [Together] (2010) y retomado en BasketBelle (2012), en los que mantiene el minimalismo artístico y estructural, el significado de los colores y su gusto por la narrativa silente. Siempre el mismo sello para abordar distintos temas.
En los momentos finales, cuando acaricie los créditos del juego, da igual que esté seguro de que no iba a volver nunca… que pensase que ya no estaba a su lado… o que casi se rindiese deseando su vuelta… puede que se le pasase por la cabeza, but that was [yesterday]
JUÉGALO EN: Jayisgame
OBSERVACIONES:
– La pantalla alargada es perfecta para ajustar tu monitor y jugar a un tamaño adecuado y sin distracciones.
– La música dinámica también merece la pena, así que ponte unos cascos.
– Si te gusta este, Michael Molinari también tiene otros aquí, algunos también gratuitos.