Tras nuestro paso por Madrid Games Week, en START, somos más conscientes, si cabe, de la inminente llegada a España de la octava generación de consolas. Una sensación extraña, la de comprobar, in situ, ese ambiente excepcional que se produce durante la convivencia de dos “castas” tecnológicas en el mismo pabellón. De pronto, las máquinas que antes representaban la vanguardia del sector ya no relucen tanto, ni acaparan la atención del público presente. Incluso las cajas plastificadas de los juegos de PS3 o XBOX 360 han perdido ese halo que los envolvía cuando coincidían en el mismo escaparate con otros DVD todavía más obsoletos. No es un sueño, la next gen es una realidad y lo iremos notando lenta pero irreversiblemente en los medios (con mayor espacio informativo para las nuevas niñas bonitas), en nuestro salón (rescatando cajas de cartón para embalar o comprando una nueva estantería) y en nuestra vida, asimilando como se establecen de forma definitiva conceptos como la nube, la realidad aumentada, el online de pago obligatorio o el control de voz de algunos dispositivos.
Parece que han pasado cien años desde que discutíamos si sería el HD DVD o el Blu-ray Disc lo que se impondría como formato universal en las consolas y aparatos de reproducción. Con la séptima generación (PS3/XBOX360/Wii) desaparecieron los cables y se instaló el bluetooth; Llegó la detección de movimiento en los mandos; las descargas y el juego on line –gracias a un servicio de banda ancha a nivel mundial– se establecieron con fuerza para expandir nuestras partidas por todo el mundo; el concepto memory card fue desterrado en favor de los discos duros, más propios hasta entonces en el PC (aunque es cierto que XBOX aportó, una generación anterior, un almacenamiento interno de 8GB); y se consolidaron servicios como XBOX Live, Playstation Network y Nintendo WIFI Connection.
Por el camino tuvimos bajas, SEGA desapareció como First Party después del fracaso en ventas de Dream Cast. Una máquina que en START tenemos en buena estima, pero que, a pesar de contar con grandes títulos en su haber, no recibió todo el apoyo necesario por parte de las grandes desarrolladoras.
Llegados a este punto es pertinente hacernos esta pregunta ¿Estamos preparados para la nueva generación? Mejor dicho, ¿vamos a subirnos al carro ahora o extenderemos un poquito más la vida útil de nuestras actuales consolas? En START nos lo cuestionamos porque, si bien es cierto que durante la feria madrileña los gamers estaban deseosos de probar lo nuevo que traían PS4 y XBOX One, todavía subyace la sensación de que esta generación puede dar de sí durante, al menos, otro año más. Los expositores de PS3 y XBOX360 también contaron con multitudes a su alrededor y las propias compañías presentaron títulos apetecibles como Gran Turismo 6 o Battlefield 4, junto a recientes lanzamientos de gran acogida como The Last of Us, FIFA 14 o Beyond: Two Souls, entre otros. Además, todavía colea el tema de la crisis, una coyuntura que está afectando a casi toda la población y que seguro disminuirá las ansias de los consumidores. Las rebajas de los grandes títulos durante el declive de una consola y el mercado de segunda mano (imparable desde hace tiempo) puede que se conviertan, si no lo eran ya, en el mejor amigo del gamer y en una táctica eficaz mientras esperamos verdaderos saltos tecnológicos en los juegos de nueva generación.
Aun así, creemos que nunca está de más repasar las novedades que traen estas dos máquinas. Antes de comparar lo que nos ofrece Playstation 4 y XBOX One, queremos justificar la ausencia en este artículo de otras consolas que también se pueden considerar next gen. La más evidente es sin duda Wii U, una máquina que se queda fuera por llevar casi un año en el mercado. Digamos que no es una novedad, por lo que le dedicaremos en otro artículo la importancia que se merece. Quedan además excluidas las portátiles, por contar con unas características muy distintas a las de sobremesa y descartamos también OUYA, más enfocada al mercado indie y que, por razones técnicas, no sería justo comparar con los “monstruos” tecnológicos de Sony y Microsoft.
Matemáticas a falta de literatura (quemar después de leer)
Siempre que aparecen dos nuevas máquinas en el mercado, los medios empezamos con nuestra ritual danza de números. Como todavía no tenemos grandes juegos con los que comparar la potencia gráfica de ambas, tiramos de los datos técnicos que aporta cada compañía. Algo similar, si se me permite la comparación, con lo que sucede durante la época estival en la prensa deportiva: tenemos bolos veraniegos y rumores sobre fichajes, pero ni los partidos de pretemporada, ni las contrataciones estelares suelen ser la clave en la consecución de títulos. De la misma manera en este sector, por un lado, PS4 y XBOX One presentan una veintena de títulos en su lanzamiento que, si bien mejoran un poco lo que tenemos en las actuales consolas, no es un salto cualitativo definitivo. Solo cuando ambas lleven, al menos, un año en el mercado comenzaremos a notar realmente lo que puede dar de sí la next gen. Por otro lado, los números que presentan PS4 y XBOX One en cuanto a hardware son similares, aunque con algunas diferencias en determinados apartados que, en teoría y a nuestro entender, inclinan la balanza levemente hacia la consola de Sony. Sin embargo, estas especificaciones técnicas nunca fueron relevantes a la hora de alzar a una máquina como vencedora. Al final, el apoyo de las Third Parties, los juegos exclusivos y las estrategias multimedia, on line y social de cada compañía son las que suelen marcar la diferencia en el global de una generación. Aún así, os dejamos este cuadro comparativo para que los más puristas puedan ver las entrañas de cada consola.
Observando estas especificaciones comprobamos que ambas tendrán una arquitectura similar basada en los PC, lo cual es una novedad en el caso de PS4, que abandona el microprocesador Cell que tantos quebraderos de cabeza produjo a los desarrolladores al principio de la séptima generación. Se supone que con esta nueva CPU AMD costará menos sacar un mejor rendimiento a la máquina desde el primer momento.
La primera diferencia que encontramos en el cuadro es la memoria RAM. Aunque las dos cuentan con 8GB, en teoría la GDDR5 de Sony es superior a la DDR3 de Microsoft. En cuanto a las operaciones por segundo y el ancho de banda también observamos una ligera ventaja a favor de PS4.
Por su parte, XBOX One soportará hasta ocho mandos conectados a la vez (por cuatro de su competidora) y reproducirá CD Audio/MP3. La consola de Microsoft tendrá entrada y salida HDMI (soporte 4k) –PS4 solo tendrá entrada–. XBOX One también podrá recibir señales televisivas vía cable coaxial del sistema de Televisión de pago. Es importante señalar que XBOX One y PS4 no incluyen conector RCA, lo cual las hace incompatible con los antiguos televisores de tubo de rayo catódico.
Mando de control
La calidad de los controladores de estas dos máquinas siempre ha sido excelente. Tanto Sony como Microsoft invierten mucho tiempo y dinero en perfeccionar el diseño de sus mandos, siempre a la vanguardia en ergonomía y materiales de fabricación.
En el caso de PS4, el Dualshock 4 (siguiente evolución) presenta una colocación de los joysticks más elevada para mejorar la comodidad mientras jugamos. Como pudimos comprobar durante Madrid Games Week, las palancas tienen una pequeña hendidura que se adapta mejor a nuestros dedos y evita que resbalemos cuando hacemos cambios bruscos de dirección.
Los botones son completamente digitales, una decisión polémica por parte de Sony, pero que argumentó con el poco uso que los jugadores daban a los distintos niveles de presión cuando eran analógicos. Además, ahora, los cuatro botones principales están ligeramente más juntos para dejar espacio al panel táctil. Sí, esta es una de las mayores novedades de Dualshock 4, un panel central en el que podremos deslizar el dedo y hacer clic (como en los ratones de PC). ¿Cómo se implementará este nuevo “botón” en los juegos? Todavía es una incógnita. Puede que se utilice para los combos elaborados en los juegos de lucha, como ratón en los de estrategia o para marcar trazos precisos en juegos con acciones similares a las que propuso Okami, en su momento. El panel puede ser una evolución que marque la diferencia o un nuevo “sixaxis” que quede en el olvido de los desarrolladores.
Otros añadidos interesantes son la entrada para unos cascos y la inclusión de un pequeño altavoz. Además, los gatillos traseros tienen ahora mayor recorrido (L2 y R2 tienen una forma cóncava más cómoda) y una resistencia más suave. Las luces de colores que emiten los mandos preferimos no valorarlas, ya que todavía no sabemos si se trata de una innovación práctica –dicen que sirve para que Playstation Eye reconozca mejor a los jugadores o para una mayor inmersión en los juegos– o de una chorrada.
Por último, contamos con dos botones nuevos: Options y Share, colocados a ambos lados del panel táctil. El más interesante es el segundo, que nos permite compartir capturas de pantalla, trofeos, compras o vídeos en Facebook o en Twitter y hacer stream en los juegos, además de ver el de nuestros amigos en directo desde Ustream. Como nota más negativa y dolorosa para esta publicación: desaparece el botón START.
Por otro lado, la competencia, que ya contaba con un mando muy bien valorado por sus jugadores, también ha realizado algunas innovaciones tecnológicas que consiguen una mayor inmersión y precisión. La más destacada se encuentra en los gatillos traseros, que ahora cuentan con vibración y que generan los llamados Impulse Triggers. En algunos juegos, los gatillos se reparten la vibración para simular, por ejemplo, los latidos del corazón en situaciones de estrés o los frenos ABS y las bandas sonoras de la carretera en los juegos de velocidad.
Los sticks analógicos son un poco más pequeños y tienen una mayor precisión. En este apartado creemos que el mando de XBOX One sigue siendo superior al de PS4. No así en su cruceta, que aunque ahora recuerda a la de los mandos clásicos, sigue estando por detrás de la de Sony en cuanto a fiabilidad.
Kinect 2.0 y Playstation Eye
Seguramente no estaríamos comparando estos dos dispositivos si no fuera por el boom que supuso la aparición del mando de Wii. Nintendo, en cuanto a ventas, se llevó de calle la pasada generación. Colocó cerca de 100 millones de consolas en todo el mundo y gran parte de la culpa la tuvo un periférico con detección de movimiento que puso de moda el codo de tenista entre los jugadores.
Como reacción a este nuevo mercado –más casual, ya que proponía unos controles intuitivos para las personas que no sabían por donde agarrar un Dualshock–, Microsoft desarrollo Kinect y Sony su controlador Move. La novedad que proponía Kinect era la ausencia de mandos de control, un periférico que te permitía manejar un avatar con el movimiento de tu cuerpo. En el caso de Move, la idea era mejorar el mando de la Wii, que, junto con la Playstation Eye, registraba nuestros movimientos con mayor precisión. Estos dos dispositivos pasaron con más pena que gloria por la actual generación debido a que las desarrolladoras no apostaron lo suficiente. Fue un intento desesperado de Sony y Microsoft por atraer al “nuevo jugador” que acudía a los cantos de sirena de Nintendo. La estrategia no resultó como se esperaba: no atrajo al público casual (Wii salía más barata), ni a los gamers de toda la vida, que seguían prefiriendo la profundidad del controlador convencional.
Pues bien, parece que estos dos cacharros vuelven con fuerza para la octava generación. A la espera de saber si los juegos que aparezcan para ellas convencerán al público, por ahora, Sony y Microsoft están vendiendo sus dispositivos como una nueva forma de navegar por los menús de PS4 y XBOX One.
Microsoft incluye Kinect 2.0 (nueva evolución) en el paquete básico de la consola y es la principal razón por la que XBOX One será 100 euros más cara de salida. El nuevo Kinect puede procesar 2Gb y capturar 30 imágenes por segundo, además de incorporar una resolución de 1080p. Cuenta con tres sistemas principales: la cámara IR activa –mediante Kinect Real Vision– le permite ver en la oscuridad y, gracias a la geometría 3D avanzada, controlará la posición de nuestro cuerpo. Por otra parte, Kinect Real Motion analiza nuestros movimientos para una mejor precisión y Kinect Real Voice, identifica a qué persona debe escuchar para recibir las órdenes.
Para que nos hagamos una idea, podremos movernos mediante comandos de voz por todos los menús de la XBOX One, al estilo Michael Knight de “Kit, abre la puerta”. Habrá que ver si su respuesta es la adecuada, pero, a poco que funcione, Kinect 2.0 puede ser otro nuevo aliado, junto al “manos libres” de los coches, en esa loable labor de hacer cada día más complicado discernir entre la gente cuerda y los locos del pueblo.
Por su parte, Sony recupera la denostada Playstation Eye y la potencia con un sistema de doble cámara (sube la resolución hasta 1280×800), cuatro micrófonos y un mayor ángulo de visión de 85 grados. Como en Kinect, además de contar con reconocimiento facial, también nos permitirá el control de la PS4 a través de los gestos y la voz. Además de todo esto y para que veamos de lo que es capaz la nueva Playstation Eye, Sony incluirá Playroom, una aplicación con varios minijuegos que hará uso de la realidad aumentada.
Miscelánea (redes sociales, la nube y segundas pantallas)
Las redes sociales están cada día más presentes en nuestras vidas. En pocos años, hemos pasado de visitar Facebook en la pantalla del ordenador a llevarlo con nosotros en cualquier smartphone. Vivimos conectados a Twitter –esa herramienta que nos mantiene informados y ameniza la jornada laboral– y somos esclavos de Line y de las mierdas sonrientes de Whatsapp. Como no podía ser de otra forma, la nueva generación extenderá nuevos lazos con las redes sociales y nos permitirá compartir contenido y comunicarnos a través de nuestras consolas.
Entre las novedades de XBOX One, está la aplicación Amigos, una especie de Twitter que nos informará en tiempo real de los juegos a los que han jugado nuestros contactos, los logros que han desbloqueado y los vídeos que han subido. Además, tenemos la opción de seguir a otros jugadores para ver su actividad sin necesidad de añadirlos a nuestra lista, como sucede ahora con los followers en Twitter. Por otra parte, podremos utilizar Skype para hacer videollamadas y realizar conferencias con tres personas a la vez. Incluso podremos parar una partida y conectarnos mediante Skype para conversar mientras jugamos.
Otra función destacada es la de grabar los últimos cinco minutos de juego, añadir voz a través de Kinect y guardarlo en la nube. Después, con tan solo un clic podremos compartirlo en las redes sociales.
Por su parte, PS4 ofrece un chat (de escritura o voz) en el que nos podremos comunicar y compartir contenido. Como ya comentamos, el botón share (compartir) de nuestro mando nos facilita las funciones sociales. La consola graba las partidas en tiempo real y en cualquier momento podremos pausar la acción para escoger la parte que nos interesa subir (hasta los últimos 15 minutos) a nuestra red de amigos. Además, el jugador podrá recibir y ofrecer ayuda aportando armas y diversos ítems para el juego.
Sin embargo, una de las innovaciones más importantes que traerá esta nueva generación tiene que ver con el protagonismo que alcanzará la nube en ambas consolas. Con ella no solo podremos guardar perfiles y partidas fuera de nuestros discos duros, sino que mejorará la calidad de las descargas, así como del juego on line, entre otras cosas.
Microsoft ha asegurado que la nube traerá muchos beneficios a la next gen. Por ejemplo, la gestión de la IA (inteligencia artificial) mejorará gracias a esta, ya que podrá aprender de las acciones y comportamientos del jugador, por lo que el sistema variará sus respuestas en función de las estrategias que utilicemos en el juego. Por otra parte, en las partidas multijugador, la nube minimizará el lag y agilizará la respuesta de nuestros controles. Además, según el último comunicado oficial de Microsoft, XBOX Live ofrecerá espacio ilimitado dentro de la nube a todos sus miembros, seas o no miembro Gold. El juego en la nube también nos permitirá suspender la partida y reanudarla inmediatamente.
Por su parte, Gaikai será el servicio basado en la nube que ofrecerá Sony. La retrocompatibilidad –que no será física–, por ejemplo, funcionará bajo este sistema permitiendo realizar streaming de juegos de PS3, PS2 y PS.
La nube agilizará nuestras compras en Playstation Network, ya que no tendremos que esperar a que los juegos se descarguen y se instalen en la consola. Podremos jugar nada más adquirir el título, mientras PS4 (en un segundo plano) lo termina de bajar completamente.
Otra innovación que promete Sony es que podremos jugar en la consola de un amigo vía streaming. Por ejemplo, si tiene dificultades para avanzar en un juego, podemos ayudarle a pasar una determinada fase. Todo esto sin movernos de casa y sin necesidad de tener una copia de su juego. De todas formas, esta novedad no estará disponible desde la salida y deberemos esperar hasta el próximo año.
Por último y siguiendo los pasos de Wii U, tanto Microsoft como Sony permitirán el apoyo de segundas pantallas. La compañía de Redmond lo hará a través del XBOX SmartGlass y servirá para utilizar nuestro móvil o tableta como mando a distancia o para obtener información adicional sobre un juego o una película. Por su parte, PS4 tendrá la Playstation App como descarga en el IPhone, IPad o Android. Desde ella, podremos acceder a la Playstation Store para comprar juegos y comprobar como más tarde aparecen en la consola de sobremesa. Algo similar a la sincronización que existe hoy en todos los aparatos de Apple. Además, Sony también permite el juego remoto a través de PS Vita y la nube, aunque no será posible en todos los títulos.
Conclusiones cuando todavía es pronto
Vayamos por partes. Tras desgranar las características de cada consola, ya nos podemos hacer una idea de qué es lo que se avecina en la octava generación. La estúpida conclusión a la que llegamos en START es que Playstation 4 y XBOX One serán máquinas más poderosas que sus predecesoras, tendrán mandos de control más cómodos y precisos, contarán con nuevas funciones enfocadas a una navegación más intuitiva y mejorarán la experiencia online. Todo más rápido y bonito ¿Qué esperabais?
La pregunta que os deberéis hacer no es si merece la pena adquirir una de estas consolas, en realidad la cuestión es si debemos comprarla ahora o esperar un poco. Lo peor (o lo mejor) es que no hay una respuesta correcta, cualquier opción tiene sus pros y sus contras. Como durante todo este artículo hemos hablado de las bondades de las nuevas máquinas, permitidnos argumentaros también por qué es mejor esperar.
En primer lugar, la mayoría de los problemas técnicos o de fábrica de una consola suelen aparecer en el primer año de vida. Como PS4 y XBOX One todavía no han pasado el testeo exhaustivo que supone salir al mercado, los usuarios no podemos saber todavía qué nuevos contratiempos traerán bajo el brazo. Si miramos al pasado reciente, muchos recordarán los problemas con la lente óptica de las primeras PS3 o el famoso anillo de la muertede la XBOX 360. No queremos ser agoreros (bueno, un poco), puede que esta generación no sufra, en sus inicios, tanto como la anterior, pero, en todo caso, tras un año en el mercado, todos los posibles inconvenientes que puedan acontecer estarán solucionados.
En segundo lugar, algunas mejoras que nos están vendiendo Sony y Microsoft no estarán disponibles de salida. Por ejemplo, el servicio en la nube de Gaikai o la oferta televisiva de XBOX One, que solo estará disponible en EEUU por el momento.
En tercer lugar, el precio y los posibles packs que nos encontremos de aquí a las navidades no van a ser más económicos que los que se ofrezcan tras un año en el mercado. Vale, esto siempre fue así, pero no quita que sea otro motivo para esperar, sobre todo si entendemos que PS3/XBOX 360 todavía van a tener grandes lanzamientos. Por cierto y abriendo un paréntesis, ¿Por qué una consola que en EEUU vale 399 dólares sale en Europa por 399 euros? ¿Sony y Microsoft no tienen a mano un conversor de divisas? Vale que en el precio estadounidense no venga reflejado el IVA, pero aún así nos seguiríamos ahorrando dinero después de la conversión.
En cuarto y último lugar, los juegos que acompañan a las consolas tampoco son un motivo de compra ahora mismo. Hay buenos juegos de lanzamiento sí, pero ni mucho menos ningún bombazo que haga arrancarte los padrastros de desesperación. Al igual que en la pasada generación, el parque de juegos irá aumentando poco a poco y solo tras un tiempo prudente empezaremos a ver un salto cualitativo real.
Otra conclusión que seguro espera el lector es que demos a una de las dos consolas como ganadora. Pero eso sería absurdo porque todavía no ha comenzado la verdadera batalla. Por ahora, como en la pantalla del Street Fighter, solo estamos valorando qué luchador escoger, pero no podremos elegir un ganador hasta que comiencen los guantazos en el Ring. De lo que hemos visto, creemos que PS4 tiene una ligera ventaja en cuanto a hardware, pero con un margen tan pequeño que no debería decidir la compra de una u otra. En cuanto al mando de control hay más controversia, por un lado creemos que es más fiable el de XBOX One, aunque habría que ver cómo evoluciona la pantalla táctil del Dualshock 4. Si tenemos que apostar por Kinect o Playstation Eye, ahora nos quedaríamos con el cachivache de Microsoft. Y en cuanto a las opciones sociales y la oferta existente entre XBOX Live y Playstation Network, tiramos más hacia Sony. Son solo opiniones, pero incluso valorándolas todas nos sale un empate técnico.
¿Qué consola debería comprar? Que diría un lector. Pues depende. La mayoría de los gamers decidirán su compra pensando en las franquicias que les gustan. Lo normal es que alguien al que le guste Gears of War compre una XBOX One y los que se pirren por Killzone se lancen a por una PS4. Ya sé que parece ridículo comprobar la conclusión a la que llegamos una y otra vez las publicaciones ante una nueva generación, pero es el mejor consejo que os podemos dar.
Vale, bien –insiste otro lector– pero ¿y si, en un caso hipotético, a una persona le gustasen Forza y Gran Turismo, por igual? Imagínate que no tuviese prejuicios previos por Kinect o Playstation Eye. Que le diera igual el bazar de XBOX Live que la Playstation Store. ¿Y si quisiera una mezcla entre un Dualshock y… Se vaya usted a la mierda.