He estado buscando otras palabras para expresar «pequeño», «modesto», «corto», pero todo lo que se me ocurre me acaba dando la sensación de que, en el fondo, es algo malo, una mala característica para un videojuego. Y justo opino que es algo absolutamente bueno en según qué obras, como es el caso de Love You to Bits (Alike Studio, 2016).
En los últimos años he sacrificado parte de mi tiempo libre dedicado a jugar para, simplemente, desconectar del medio. Me veo absolutamente incapaz de adentrarme en epopeyas que me ocupen decenas de horas. Es por eso que encontrar pequeñas joyas se ha convertido para mí en toda una necesidad y que, además, he visto compartida con otros compañeros de generación. Pero hoy no quiero hablar de mí o de mi generación, así que vayamos al tema que nos ocupa.
La premisa de Love You to Bits es simple: te toca viajar por el espacio, de planeta en planeta, para ir recolectando las piezas de la que, al iniciar la historia, era tu novia robot. Sin diálogos ni voces, vas avanzando en esta aventura cuyo leitmotiv es algo universal: el amor. Cosmo, nuestro protagonista, se las tiene que ingeniar constantemente para ir consiguiendo, pedazo a pedazo, recomponer por completo a Nova, nuestro amor. La dificultad no es desafiante aunque tampoco se trata de un juego fácil. Presenta el equilibrio justo que necesita para que suponga un reto y para que resolver los enigmas que te vas encontrando sea plenamente satisfactorio, ideal para sentarte un domingo por la mañana después de tomarte el café y las tostadas, y relajarte mientras vas desvelando la historia.
El apartado visual brilla por todo lo alto. Los gráficos vectoriales le dan un estilo sintético, pero muy pulido que, junto a las elaboradas paletas de colores estudiadas para cada nivel, lo hacen muy llamativo y reconocible.
Cada nivel está repleto de detalles y fluidas animaciones, no solo en personajes, sino en elementos del escenario que le insuflan vida a cada escena que Cosmo pisa. El arte anima constantemente a tocar cada punto de la pantalla, imprescindible para revelar todos los secretos que esta aventura esconde. Al descubrir un nuevo entorno puedes pasar los primeros minutos únicamente observando y disfrutando de todos los pequeños detalles de la escena.
De una manera muy poco invasiva y totalmente controlada por el jugador, se puede ir coleccionando recuerdos que se encuentran ocultos en los niveles. Al completar el set de objetos de cada nivel, desbloqueas un pequeño clip de la vida pasada de Cosmo y Nova. En ese momento, una melancólica melodía de piano te sitúa en blanco y negro en ese recuerdo, feliz a la vez que frío. La música es tu gran compañero Love You to Bits, pues te guía en cómo tienes que sentirte en cada momento. Sin darte cuenta de cómo, mediante este recurso clásico, pero no por ello menos efectivo, el diseño sonoro manipula tus emociones para acercarte cada vez más a donde se encuentra Cosmo.
A esta experiencia, que ya funciona perfectamente por sí sola, los creadores le añaden toda la salsa que le da las muchísimas referencias a películas, videojuegos y, en general, cultura pop, para poner el lazo al magnífico juego de Alike Studio.
Si le tuviese que poner alguna pega sería el cierre. En todo momento, avanzas sin giros inesperados y, al llegar al final, en lugar de lanzarte al espacio dando volteretas en gravedad cero, presenciamos algo totalmente predecible y carente de fuegos artificiales. Esperaba algo más parecido a un apoteósico reencuentro final a modo de culmen. Pero que no se me malinterprete, ¡el viaje está muy bien!
Esta ópera prima de los chicos de Alike Studio ofrece lo que promete, sin complicaciones y potenciando todo lo que mejor saben hacer y ya habían demostrado con su trabajo previo en Tiny Thief (5Ants, 2013). Gráficos impecables que encajan perfectamente en esta bonita aventura de exploración y puzles. Un proyecto a su medida, en un formato que conocían y haciendo uso de su propio estilo. Poniendo en valor el formato móvil, que no son un género, y recordándonos que el dispositivo únicamente es un soporte, igual de válido que el resto.
Un juego corto no es malo. Un juego simple no es malo. Un juego de móvil no es malo. Y menos si ese juego es Love You to Bits.