Posiblemente, las relaciones sean uno de los elementos narrativos más recurridos en los videojuegos. En Pong (Atari, 1972) existe un nexo entre el proyectil y el palo que controlamos. Esta relación mantiene viva la partida, que se acaba cuando alguno de los jugadores descuide el proyectil. En los videojuegos, este tipo de correlaciones primitivas evolucionaron en paralelo al desarrollo del hardware: hoy, el sector recrea relaciones tan complejas como la de los humanos, con miles de ejemplos como The Last of Us (Naughty Dog, 2013) o el reciente Firewatch (Campo Santo, 2016), en los que también destaca un guion cuidado entre personajes .
March (Felix Park, 2014) es otro de esos títulos que usan el poder de una historia para atraparnos, pero lo hace con los mínimos elementos posibles. En él vivimos en primera persona la evolución de una pareja de amantes. El jugador controla a una de las mitades de la naranja y se convierte en testigo de los pensamientos de los personajes que van dando forma a la historia. Surge una dualidad de perspectivas: mientras que, por un lado, somos protagonistas dirigiendo la acción, por el otro, somos también espectadores de unos acontecimientos que nos son ajenos. A diferencia de lo que ocurría en The Last of Us o Firewatch, la historia de March es muy común. El juego habla de las relaciones amorosas que no acaban bien, experiencia que la mayoría de nosotros ha vivido alguna vez, vive o vivirá. De las relaciones (y de la historia que nos cuenta el título de Park) se desprenden actitudes como el egoísmo, la carencia de empatía, la sumisión, la apatía o la dejadez. En March sentimos el desgaste y la rotura de la pareja. O no.
El título nos permite escoger el camino de los enamorados en varias ocasiones y la historia se transforma dependiendo de cómo actuemos frente a la otra mitad del binomio. Nuestra pareja está representada por un cuerpo humanoide poligonal muy simple, similar a la figura de un punching de boxeo. Controlamos la cámara con el ratón y utilizamos el cursor para movernos. Cuando aparecen dos puntos en la pantalla, podemos interactuar con el escenario pulsando en el botón izquierdo del ratón. En algunos momentos, el juego puede consistir en permanecer junto a nuestra pareja, en otras, se trata de buscarla a partir del sonido de una campana, repique que hace las veces de reclamo, de sollozo o, incluso, de amenaza.
La obra de Park, lanzada en 2014, es una muestra constante de creatividad e inteligencia. March es un juego corto, pero lo suficientemente largo para no afectar a la experiencia. La historia de la pareja fluye a medida que avancemos por unos escenarios minimalistas que presentan plataformas y puzles sencillos, pero desde una estética abstracta y con el texto como recurso principal para hacer avanzar la trama. La acción muchas veces se reduce a buscar o saltar, pero, sobre todo, y cuando nos quedamos completamente oscuras, a escuchar, agudizando el oído para dar con la solución del reto. Es posible que el esfuerzo y las emociones empujen a los enamorados a seguir con la relación o puede que no. Al menos, el jugador puede sentirse afortunado de que, en March, pueda rebobinar el tiempo y seguir intentándolo.
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OBSERVACIONES:
– Sube el volumen o ponte unos auriculares para atender a los sonidos y disfrutar de la banda sonora.
– Los textos están en inglés y son importantes para entender la historia.