En mi anterior entrada en esta página, hablábamos de la innovación y de cómo esta puede ser determinante en la percepción de un videojuego de cara a su venta y promoción. Hablábamos de Broforce y de cómo añadiendo unas pequeñas capas que resulten llamativas al usuario nos permitía hablar de un juego innovador. En este artículo, en cambio, vamos a hablar de justamente lo contrario, de cómo un videojuego puede presentarse en sociedad apelando a la tradición.
El escenario de videojuegos independientes bebe principalmente de la nostalgia de los jugadores y, en especial, de la nostalgia de jugadores de títulos de plataformas. Si alguien hiciera un recuento o un estudio sobre los géneros donde campan los títulos independientes llegaría a la conclusión de que la mayoría se enmarca dentro de los plataformas. Por supuesto, esto no es negativo en sí, sino que responde a una bien marcada ley de la oferta y la demanda.
En cambio, existen otros lanzamientos que apuestan por otros géneros considerados de nicho donde la tradición no es únicamente vista con buenos ojos, sino que es incluso recomendable y, en algunos casos, necesaria, como sucede en los juegos de estrategia táctica ambientados en conflictos bélicos y concretamente en pequeñas batallas enmarcadas dentro de campañas mayores. Dentro de este género, la estrategia táctica militar, existe un juego que ha sobrepasado la etiqueta de clásico para convertirse en referente, Panzer General, sobre todo su segunda entrega. Título ya atemporal sobre el que muchos hemos vertido cientos de horas y otros, más activos, han vertido cientos de horas en modificaciones y añadidos convirtiéndolo en un juego infinito. No han tardado, tampoco, en salir otros títulos similares que copian el mismo estilo, pero contextualizándolo en otros escenarios fantásticos, es el caso del magnífico y gratuito Battle for Wesnoth o Wesnoth a secas. Una maravilla por turnos al que se le añade un barniz de rol, pero que mantiene la esencia del primer título mentado.
Estos dos ejemplos beben de la más excelsa tradición y del clasicismo más absoluto, entendiendo clasicismo como un momento cumbre de la cultura material. Y de estos dos ejemplos ha nacido un título reciente muy recomendable: Warhammer 40.000: Armageddon. Este juego de estrategia táctica se encuentra situado, como su propio nombre indica, en el escenario de ciencia ficción de la franquicia Warhammer. Este marco ya ha sido objeto de grandes títulos de estrategia como la primera entrega de la saga, Warhammer 40.000: Dawn of War, producida por Relic o el más reciente Space Hulk de Full Controll. Sin embargo, el título apellidado Armageddon se aleja tangencialmente de la acción frenética de los Dawn of War y de la escasez e inquietud de los Space Hulk y se sitúa dentro de la estrategia táctica de los Panzer General y el rol de Wesnoth.
Del primer referente escoge la mecánica principal, la estrategia por turnos a través de movimientos por casillas hexagonales. Del segundo, la evolución individual de las tropas, su mejora por acumulación de puntos y la subida de niveles a través de la supervivencia en escenarios. Pero, y muy especialmente, recoge otro de los elementos señeros de estos dos ejemplos: su modificación. Si el título logra calar hondo entre los aficionados a la franquicia, en su formato digital podría convertirse en un juego infinito, ya que la capacidad de transformación y creación que ofrecen estos dos ejemplos es ilimitada, como ya hemos mencionado. Además, ofrece el reflejo más fiel posible en la adaptación del juego de tablero original a un medio informático.
En definitiva, existen géneros, como la estrategia táctica, que no viven de la innovación para seguir ofreciendo horas y horas de diversión. No necesitan de fuegos artificiales, ni de brillantes capas de pintura para lograr atraer al público, sino que únicamente precisan una mayor inversión en las mecánicas ofrecidas, más exploración de las posibilidades estratégicas y nuevos escenarios que provoquen al usuario la necesidad de disfrutarlos, no por el mero hecho de deleitarse con un elemento novedoso, sino por gozar de un género que pese a los años se mantiene igual. Este hecho se contempla como positivo, no negativo, ya que el margen de mejora es ligeramente más estrecho que en otros títulos debido a su canon fundacional y evolutivo, que ya alcanzó el clímax con algunas de las obras citadas. Esta idea es entendida a la perfección por los chicos de Flashback Games y The Lordz Game Studio, quienes han recogido los elementos principales de los clásicos del género, los han unido y han creado una herramienta jugable que, dependiendo de la comunidad de usuarios que genere, puede llegar a ser un clásico atemporal y la trasposición más fiel del juego de mesa original a dispositivos y medios digitales.